JUAN BEAT
Durante mucho tiempo, esas bancas verdes que están en la alameda central fueron mi lugar de tristezas. Me quedaba las noches “enteras” acostado en ellas y conociendo gente desquiciada que paseaba por el centro. Hoy había una enorme fila de policías acordonando las aceras. Cerca de dónde me senté a esperar una llamada telefónica había reporteros, televisoras; no sabía que pasaba, hasta después, al ver un periódico vespertino supe de la llegada a Gulliani al DF.
La llamada no llegó, el teléfono siguió inerte. Decidí pasar al Orizaba. Ya tanto tiempo de cordura me estaba haciendo mal. El Orizaba es la cantina más apestosa que existe en la ciudad, según cuentan Burroughs iba por su heroína; y aunque se dice mucho del Salón Orizaba yo solo iba para sentirme peor. Y no eran ellos los que desprendían espantosos olores ni los que daban pena por su estado. Era yo, el peor de todos ellos, un intento de escritor influenciado por la literatura busura sin poder defenderme ante un fuerte abatimiento. Nada especial en el Orizaba, así que caminé rumbo a República de Ecuador esquina con eje Central, El 33 estaba clausurado; no había travestís fuera, ni tipos mal encarados rondando por los alrededores. Entonces, solo caminé hacia Garibaldi, si no podía hundirme más, al menos quizás encontraría una navaja de rasurar en mi yugular. Días anteriores a la presentación de Ferlinghetti en Bellas Artes, después de que Estuardo folló con una prostituta adolescente, mientras yo lo esperaba sentado en la banqueta, nos fuimos a Garibaldi. Eran las 4 am y en el mercado aún había pozole. Pedí pozole y una negra modelo. Estuardo unos tacos de bistec y también una cerveza. Amanecimos en Garibaldi., no estábamos ebrios, ni tristes, solo era la mejor forma de matar el tiempo . Estuardo ese día a las 7 de la noche tenía que regresar a Guatemala, lo hizo, pero se fue con un dolor de estómago espantoso. Y yo, tres días después leí en Bellas Artes
Aun era muy temprano, las 9:30 de la noche. Caminé y fui a dar por el metro normal; no conozco mucho por allá, pero que importaba. Busqué un lugar, otra banca, o un bar que pareciese no confiable. Mi búsqueda fue efectiva, pronto vi un luminoso anuncio de “Cervecería Lolita”. Me metí, muchos de los que estaban en la barra bebiendo voltearon a verme, se escucharon mentadas y rechiflas. Alguien me gritó --------Hey niño salte------; yo ni siquiera lo reté con la mirada, me acerqué a la barra y pedí una cerveza. No había caguamas, solo corona de 350 ml. Pedí una y busqué un lugar. En ese instante, sentí como quisieron sacarme la cartera, reaccioné, pero mi teléfono celular cayó al suelo. Un tipo gordo lo tomó y me dijo burlonamente --------me lo prestas--------. Ya a esas alturas me daba lo mismo quedar aturdido por el olor a tabaco y canciones de Chavela Vargas o que un tipo hurtara mi teléfono. -----Hazlo------ solo eso dije. Caminó hacia un rincón, a lo lejos observé como “hacía como que llamaba”, en realidad no se si lo hizo o no. Me bebí 2 cervezas más y casi a las 11:00 pm salí a buscar dónde orinar. Me acerqué al gordo y puso el teléfono en la mesa de aluminio. Lo tomé y no pasó nada.
Orinaba en un árbol y vi que venían un grupo de personas, tomé mi celular y lo metí a la mochila, rápidamente guardé también la cartera. Me senté en el piso, recargado sobre la pared y esperé. Vaya que si fue un susto, un tipo alto, Aide, Nadia y dos hombres más. Durante meses quise encontrarme con ella y ahora, precisamente hoy, uno de los peores días, estaba justo “arriba de mi”, se veía imponente, su cabello negro suelto hasta los hombros, una gruesa chamarra adidas la cual ocultaba su delgada figura. Pensé se alejaría, pero se detuvo, miró a su hermana y me dijo ----estás bien Juan----. Se acercó más y se hincó, quise abrazarla, sentí ese impulso, pero Aide me detuvo; me ayudó a levantarme y Nadia, la hermana de Aide le dio 100 pesos y le dijo ----te esperamos en casa de mis primos----. Caminaron y dieron vuelta hacia la derecha en la esquina. -----Juan ten esto, toma un taxi a casa------. Metió el billete en la bolsa de mi pantalón y se alejó. Solo unos metros después, dio la vuelta ----Ven Juan no pasa nada------ Caminamos a una avenida, tomó un taxi y le dijo -------- a Tenorios, atrás de galerías coapa-------- Subió primero y me dijo -----Ven, sino, me puedo arrepentir---Durante los 40 minutos de camino no hubo más plática, llegando a su casa me preparó “la cama “ con una colchoneta (en la que solíamos dormir juntos), salió de la casa por unos instantes y al regresar apareció frente a mi con una cerveza. -----Tómala, te hará mal quizás, pero que más da…--------- También sacó algo del refrigerado y lo puso a calentar. ------Sírvete lo que quieras, me voy a dormir------. Se metió a su cuarto y yo me quedé sentado en la colchoneta con una soledad y tristeza infinita.
Por la mañana al filo de las 10 me desperté, no había nadie, solo una nota. ------Mi madre llega hoy al DF, yo voy a ver a Gabriel. Es mejor que antes de las 2:00 pm te vayas.---------- Recogí la colchoneta, las gruesas colchas, las acomodé donde yo ya sabía y supe que después de ese día Aide me aborrecería, y no me equivoqué.
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